Historia

Los orígenes de nuestra ciudad remontan a la prehistoria, al propio período paleolítico, como lo demuestran los testimonios encontrados, de los cuales se destacan las inscripciones petroglifas, las construcciones megalíticas y los vestigios de la «Cultura Castreja» que existió en el noroeste de la Península Ibérica entre los siglos X e VIII a.C.

Posteriormente, los Celtas, también se establecen en la región, dejado su legado. Todavía, es bajo el dominio de los romanos, que llegan a la Península en el siglo III a.C., que nuestra tierra conoce un prestigio que marca su historia hasta nuestros días. Una localización geográfica privilegiada, conjugada con aguas termales de raras propiedades son factores preponderantes para la elevación de la ciudad a municipio, además de merecer el título de la familia gobernante – Flavia. Por consiguiente, Ad Aquas pasa a denominarse Aquae Flaviae, de ahí el gentilicio de flavienses.
Durante este período se llevan a cabo importantes obras públicas, de entre las cuales debe mencionar-se el ex-libris de nuestra ciudad, la Ponte Romana o Ponte de Trajano, ya que data del tiempo de este imperador su construcción, por donde pasaba la Vía de Augusto, que hacia la ligación entre Bracara Augusta (Braga, Portugal) y Astúrica (Astorga, España).

Después de las invasiones de los bárbaros, en el siglo V, y de los árabes, en el siglo VIII, Aquae Flaviae va perdiendo la importancia conquistada en el imperio romano. Por ese motivo, en la época de la reconquista cristiana, cuando el rey D. Alfonso III de León toma la tierra de Chaves, es necesaria su reconstrucción. El monarca confía esta misión al Conde Odoário, a quien se atribuye la primitiva construcción de nuestro castillo. No obstante, la región volverá a caer en dominio moro.

D. Alfonso VI de León y Castilla reconquista la población de Chaves y la incluye en el dote de la princesa Teresa, al casar-se con el conde D. Henrique de Borgoña, pasando esta región a hacer parte del «Condado Portucalense».

En torno a 1160, Chaves integra el territorio portugués, gracias al heroico desempeño de los hermanos Rui y Garcia Lopes, caballeros de D. Afonso Henriques, cuyos restos mortales reposan en la Iglesia de Santa María Mayor (o Iglesia Matriz).

Después del reinado de D. Afonso III, se fija el topónimo de Chaves e se emprenden obras importantes que ayudan a recuperar alguna de la antigua gloria de esta región, como es el caso de la Torre de Menaje del Castillo, en el tiempo de D. Dinis.

Pasada la crisis de 1383-1385, D. João I es aclamado rey y decide donar la villa de Chaves a D. Nuno Álvares Pereira, como agradecimiento por los servicios prestados. Por su turno, el Condestable ofrece la villa de Chaves e su castillo a su yerno, D. Afonso, hijo ilegítimo del monarca y el futuro 1 duque de Bragança. Por este motivo se considera a nuestra ciudad como la cuna de la Casa de Bragança.

En el reinado de D. Manuel I se concede nuevo foral a la villa e se funda la Misericordia de Chaves, donde funcionó el primer hospital.

Después del dominio Filipino, en el tiempo de la «Guerra de la Restauración», se inician relevantes obras de fortificación, como es el caso de los Fuertes de S. Francisco, de S. Neutel e de la Madalena. Además se construyen el Cuartel de la Guardia Principal, el nuevo Hospital de la Misericordia y el convento de las monjas, donde funciona el Liceu Fernão de Magalhães desde 1943. La vida económica pasa a ser animada por las ferias de ganado en el «Largo do Tabulado» y por el mercado del «Arrabalde».

En el inicio del siglo XX, después de los tiempos conturbados de las invasiones españolas y francesas, bien como de las guerras liberales, Chaves se va transformando en un centro urbano de referencia, acabando por ser elevada a ciudad a 12 de Marzo de 1929.

Actualmente, la ciudad ofrece a sus visitantes varias zonas de interés turístico, direccionadas para el ocio, la cultura, la salud y el bien-estar.